El Camino Navarro I, de Sant Jean Pied de Port a Roncesvalles

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De Ostabat a Roncesvalles

 

PRIMERA ETAPA DEL CAMINO NAVARRO


El camino hasta el alto de Ibañeta podía realizarse en plena montaña por San Michel le Vieux, hasta el puerto de Cisa, o bien atrave-sando el valle, siguiendo el curso de la actual carretera, de la que unicamente se aparta en su tramo final, a la altura de la denominada Curva de Ferrán. Si las nieves están presentes en la montaña, lo mejor es inclinarse por esta última opción, como hicieron siglos atrás peregrinos como Nompar, Caumont, Munzer, Laffi, etcétera, que dejaron constancia escrita de su paso por este itinerario.

Al igual que ellos hicieron antaño, pasado Arneguy, punto en el que está situado el puente fronterizo entre España y Francia, entramos en Valcarlos. En el propio nombre de la localidad continúa presente el recuerdo del barbudo emperador, cuyo origen gira en torno del monasterio de San Juan. Es la primera población española del Camino y la única habitada que conservó Navarra al abandonarse los parajes de Ultrapuertos, a comienzos del siglo XVI. Valcarlos es un pueblo muy cuidado, de menos de 600 habitantes, volcado hacia la agricultura, la ganadería y el comercio transfronterizo. Existe un templo dedicado al Apóstol y un monumento a los peregrinos. La leyenda, siempre en boca de sus habitantes, nos recuerda que aquí estuvo localizado el llamado «Bosque de las lanzas floridas», de las 53.000 doncellas militarizadas que, muertos los soldados, engrosaron las filas del ejército de Carlomagno. El escudo ajedrezado de Valcarlos recuerda, también según la tradición oral, la partida de ajedrez que jugaban Ganelón y Carlomagno cuando se sintieron reclamados por el sonido del cuerno de Roldán. Una reprodución del citado tablero, conocido como «ajedrez de Carlomagno», y que es una extraordinaria muestra de la orfebrería medieval, se custodia como una reliquia en la colegiata de Ronces-valles.

En Valcarlos es necesario tomar fuerzas para acometer la ascensión hasta el puerto de Ibañeta donde confluyen los dos itinerarios: el del valle y el de la montaña. Siguiendo en paralelo al trazado de la carretera, ayudándo-nos de las flechas amarillas que hoy día indican el camino de los peregrinos, atravesare-mos densos bosques de robles y hayas. En nuestra ascensión pasaremos por «La Reclusa», donde existe una magnífica casona, que sirvió de albergue de peregrinos, dependiente de Roncesvalles. Más adelante está Garostgaray, sede de un antiguo Hospital de peregrinos, ligado, igualmente, a Roncesvalles.

En el alto de Ibañeta, a más de 1.056 metros de altitud, se alzaba antiguamente el monasterio de San Salvador, donde un monje hacía sónar ininterrumpidamente una cam-pana para orientar a los peregrinos perdidos en la montaña, o sorprendidos por la niebla o la ventisca. Actualmente, una moderna capi-lla, eregida con motivo del año santo com-postelano de 1965, recuerda el emplaza-miento del monasterio de El Salvador, del que no quedan vestigios. La cruz, adherida a la ermita, recuerda la que clavó Carlomagno, en un gesto legendario de gratitud al Apóstol. Esta acción aún es rememorada hoy en día por numerosos peregrinos que a su paso por Ibañeta dejan en este mismo lugar una pequeña cruz de madera. Muy próximo a la capilla, un monumento, erigido en 1967, recuerda al inmortalizado héroe de la «Chanson de Roldán», que perdió la vida en la batalla de Carlomagno contra los Vascones.




Ruta de la montaña

EN CASO DE QUE DECIDAMOS SEGUIR LA RUTA de la montaña, la misma que emplearon Carlomagno, Aymeric Picaud y las tropas napoleónicas para invadir España, el itinerario será más duro, aunque nos veremos recom-pensados por la contemplación de un extra-ordinario paisaje. Esta ruta, que decayó a par-tir del siglo XIII, es sólo aconsejable para quienes afronten el Camino a pie, a caballo o en bicicleta de montaña. Para iniciar la subida, debemos desplazarnos desde San Jean de Pied de Port al cercano lugar de Saint Michel le Vieux, el mismo punto en que, a mediados del siglo XII, inició su viaje a Santiago el autor del «Liber Sancti Jacobi». En aquella época existía en este lugar un monas-terio y hospital dedicados a San Vicente, pertenecientes al monasterio de Leyre, a la igle-sia de Compostela y a Roncesvalles. Otra alternativa, quizás la más recomendable y preferida por los peregrinos, consiste en coger la denominada «Route de Napoleón», a la salida de Saint Jean Pied de Port, que se une a los pocos kilómetros con la proveniente de Saint Michel y Saint Jean le Vieux. Precisamente el punto de unión de estos dos caminos está marcado históricamente por el denominado «Castaño de San Luis», un árbol varias veces centenario que sobrecoge por su embergadura y gran rugosidad, ante el que han desfilado miles de peregrinos. Muy próximo se halla el caserío de Erreculuch y, algo más arriba, Untto, último lugar habitado en nuestra empinada y rápida subida hacia Roncesvalles.

En el camino hacia la cumbre ningún peregrino resiste la tentanción de volver la mirada atrás y contemplar las distintas perspectivas que desde lo alto nos ofrece la Baja Navarra. A un lado y otro del camino, los magníficos pastos naturales refrescan un paisaje bucólico, en el que no faltan los bosques de pinos y hayas, ni las características ovejas pirenáicas, de cara negra. A una altura superior a los 1.000 metros pasamos la pradería de Orisson, solar en el que estuvo ubicado el priorato de Santa María Magdalena y al que Carlos III exi-mió de pagar impuestos por la ayuda que prestaba a los peregrinos. De este histórico pasado no existe ni la más mínima huella.

Una vez alcanzado el collado de Biakorre, marcado por una pequeña estatua de la Virgen, realizada por los propios pastores, si la metereología lo permite, podemos divisar, a la izquierda, las lejanas cumbres del monte Aspe, por las que entra el Camino de Somport. A esta altura, resulta fácil avistar el vuelo circular del buitre leonado, del halcón o del ratonero.

Ahora las cumbres se suceden conforme vamos ganado altura. Cháteau-Pignon, situada a la izquierda del Camino y, en la cima del pico de Hostateguy, los vestigios de un reducto militar levantado por Fernando el Católico para la conquista de Navarra. Posteriormente, el Duque de Alba lo utilizó como almacén militar.

A continuación de Cháteu-Pignon viene la cumbre de Urdenarri, que dejaremos a mano izquierda, mientras, a la derecha, contemplamos un corral de montaña, perfectamente acondicionado, que sirve de refugio a los abundantes caballos que pastan libremente en los inmensos prados comunales. El Camino se desvía a la derecha e inicia la subida, hasta unos 1.400 metros de altitud, hacia la cresta rocosa del Leizar-Atheka, que atraviesan aún hoy los peregrinos por un corte practicado en la roca, metros antes del punto fronterizo entre Francia y España.

Ya en tierra ibérica, el camino se hace más cómodo y ancho. Bentartea es el primer collado español, al que sigue Elizarra, donde se hallan restos de una antigua ermita. A con-tinuación, pasamos el collado de Izandorre en una subida que se prolongará hasta Lepoeder, el punto más alto del Camino, a 1.480 metros, en el denominado Port de Cize. Desde aquí ya divisamos los núcleos de Roncesvalles y Burguete, pudiendo optar entre dos caminos alternativos, con la misma tradición histórica. Elegiremos entre: seguir recto por la calzada romana que desciende por las estribaciones del Lepoeder; o descender a la derecha, siguiendo el camino asfaltado hacia Ibañeta, decisión por la que se inclinan la mayoría de los peregrinos. De Ibañeta, el Camino des-ciende suavemente hasta desembocar, al cabo de dos kilómetros, en Roncesvalles.


Roncesvalles


FUNDADO EN EL SIGLO XII, PARA DAR COBIJO al creciente número de peregrinos que se dirigía a Santiago, Alfonso el Batallador y el obispo de Pamplona crearon un monasterio con una iglesia, una hospedería y una capilla funeraria para atender a los peregrinos tras el duro paso de los Pirineos. Nace así Roncesvalles, en recuerdo de la gesta heroica de «Roldán, Turpín, Oliver y Carlomagno», cuyas hazañas circulaban en las canciones de gesta populares en Francia. Al parecer, durante siglos, figuraron en el altar mayor los cuernos guerreros, estribo y mazas de Roldán, consti-tuyendo ya en el siglo XII un gran atractivo para los galos, como bien testimonia Aymeric Picaud que sitúa en este marco «el gran combate en el que perecieron el rey Marsilio, Rol-dán y Oliveros con otros cuarenta mil com-batientes cristianos y sarracenos».

Junto al hospital se edificó, en el siglo XIII, la gran colegiata, excelente muestra del más fino gótico francés, que consta de tres naves desiguales, tanto en anchura como en longi-tud, y guarda en el interior de su antigua sala capitular, cubierta con bóveda de crucería, el sepulcro de su fundador, Sancho el Fuerte, legendario héroe de la Navas de Tolosa, cuyo apodo tenía mucho que ver con las colosales proporciones de un personaje que en la Edad Media llegó a superar los 2,20 metros de esta-tura, así como de su esposa Doña Clemencia de Toulouse. En el mismo recinto, al otro lado del mausoleo,:se encuentran expuestas las mazas de guerra del rey y algunos eslabones de las cadenas que éste arrebató en la batalla de las Navas al rey musulmán Mirama-molín. La escena de la batalla está recogida en una gran vidriera junto al mausoleo. En la misma colegiata luce la talla de la Virgen de Roncesvalles, del siglo XIII, revestida de plata y oro.

El complejo de Roncesvalles consta, así, de iglesia, hospital y abadía —utilizada como resi-dencia de canónigos—, claustro y sala capitu-lar. El Hospital de Roncesvalles, al que en 1132 se trasladó el de Ibañeta, fue uno de los más importantes del Camino, siendo apoyado por las donaciones provenientes de toda la Europa cristiana, gracias a su fama de estar siempre abierto «no sólo a los católicos, sino a profanos, judíos, herejes o vagabundos». Todavía en el siglo XVII, en pleno declive de las peregrinaciones, el hospital servía anualmente 25.000 comidas.

El Museo y la Biblioteca de Roncesvalles reunen piezas de gran valor, entre ellas un relicario de esmaltes de Montpellier, conocido como «ajedrez de Carlomagno» (siglo XIV) y que no deja de ser una excelente muestra de la orfebrería medieval, así como el Evangelario de los Reyes de Navarra, del siglo XII.

La «Iglesia de los Peregrinos» o capilla de . Santiago, es una pequeña construcción extra-ordinariamente conservada, próxima a la Capilla de Sancti Spiritus, edificación funera-ria, denominada también «Silo de Carlo-magno», ya que la leyenda supone que el emperador la mandó construir sobre la roca partida por Durindana, la espada de Roldán. En él estarían supuestamente enterrados los Doce Pares de Francia junto al famoso empe-rador. Leyendas aparte, el monumento fue utilizado como cementerio de los numerosos peregrinos que sucumbían en el paso de los Pirineos.

Una vez atravesado Roncesvalles, 300 metros más adelante, se conserva una de las muchas cruces de peregrinos que jalonaban en la Edad Media el Camino de Santiago y que servían de guía segura para el caminante. En este caso se trata de un ejemplar cierta-mente monumental, del siglo XIV, que se alza sobre tres gradas y un basamento en el que aparece en relieve la figura de Sancho el Fuerte y su esposa Clemencia.

El Camino se interna en un tupido bosque, atraviesa el Llano de Auritz y alcanza Auritz-Burguete , pintoresca población nacida al amparo de la Ruta Jacobea cuya única calle, con casas blasonadas, ciñe el Camino. Casi al final de la calle, es preciso buscar, a mano derecha, las flechas amarillas que indican el Camino original. En este punto se desvía de la carretera general, atravesando por un pequeño puente el río Urrobi, yendo a desembocar, tres kilómetros más allá, al cen-tro del poblado de Auzperri-Espinal, pueblo de una única calLe-Camino, fundado por Teo-baldo II en 1269, como recuerda el monu-mento a este histórico personaje que fue Rey de Navarra y Conde de Champagne. En el término de la población se encuentra una importante concentración de dólmenes.

Desde Espinal hay 6 kilómetros hasta Vis-carret, lugar en el que el «Calixtinus» sitúa el final de la primera etapa. Si deseamos seguir el itinerario original de Aymeric Picaud, debe-mos buscar un camino —siempre indicado por las flechas amarillas— que parte entre dos casas, hacia el monte Mezquiriz, situado a 922 metros de altitud. El Camino asciende entre árboles y praderías, en las que abundan los pequeños y fuertes caballos navarros, hasta la iglesia y el cementerio de Mezquiriz, descen-diendo, luego, hacia el pequeño poblado de
Viscarret. Poco antes de llegar, es preciso cru-zar el río Erro, junto al antiguo pueblo de Ureta, en el cual se conserva un viejo molino, una pequeña capilla y una sóla casa habitada que luce en su fachada la cruz y vieira jacobeas.

Viscarret, la antigua «Biscarretum» del «Códice Calixtinus», no conserva vestigios del antiguo hospital de peregrinos, siendo un pequeño núcleo de viejas casonas de aspecto medieval, con un pequeño templo en el que luce una humilde portada románica.




GASTRONOMIA

Navarra tiene ganada fama de ofrecer una de las mejores cocinas, enriquecida por los excelentes productos de la tierra y, sin duda alguna, por el propio Camino de Santiago, cuya influencia ha sido decisiva en la incorporación de influencias gastronómicas procedentes de toda Europa y, especialmente de Francia. Las excelentes carnes, alimentadas en los pastos naturales de la tierra, las variedades piscícolas de los ríos (trucha, salmón, barbo, tenca, carpa, etcétera), así corno la abundante caza mayor y menor que ofrece la comunidad navarra, junto a los embutidos y a los vegetales de la huerta, son la base de esta cocina regional en la que destacan platos como: las «migas de pastor», las menestras de verduras, los pimientos al «piquillo», el bacalao al ajoarriero, los asados, el cordero al «chilindrón», la liebre y perdiz al chocolate, la trucha a la navarra y el rabo de buey, entre otros suculentos manjares que, en cada una de las localidades navarras, adoptan un sabor especial. A esto hay que añadir la larga tradición quesera de Navarra, que se distingue por la fabricación de excelentes quesos de leche de oveja, grasos, de pasta dura y larga elaboración, hechos con cuajo natural, destacando el conocido queso tipo Roncal. La repostería, a base de leche frita, arroz con leche, el «txanchigorri», los piperropiles montañeses, etcétera, completan esta excelente gastronomía en la que el vino de Navarra, en especial los rosados, ponen el broche de oro.


LITERATURA ÉPICA Y PEREGRINACION

El Camino de Santiago ha jugado un papel clave en el desarrollo de la literatura épica europea y mismo en la prolongación de la épica castellana, puesto que, en ese gran cordón umbili-cal con Europa que ha sido la Ruta Jacobea, han coincido durante siglos juglares que mezclados en la riada de peregrinos, divulgaron en España las canciones de gesta europas, reencarnando el espíritu ético de los Nibelungos, la Chanson de Roland —principalmente— y del Mio Cid. La épica ha estado ligada siempre al desarrollo de grandes acontecimientos históricos que, a través de genera-ciones, han permanecido en la memoria popular, alcanzando forma literaria siglos después de los hechos que se narran. De hecho, todas las literaturas europeas han nacido con la epopeya heroica-popular que marca el alborear de la civilización cristiana, tras la prolongada agonía del imperio romano frente a las invasiones bárbaras. La exaltación de la valen-tía, la sublimación de la guerra, la valoración de la bravura, el desprecio de los peligros y de la propia muerte. La trans-misión oral, que se adueña de la leyanda y la modifica al gusto de las gentes y de la época, es el verdadero desencadenante de esta literatura que, con puntos y comas, supera los limi-tes del analfabetismo para estar en boca de todos, gracias al papel de los juglares en una sociedad sin libros.

Es de lo más propio que un escenario como el Camino de Santiago sirva de marco a la épica medieval, favorecida por el incesante trasiego de personas de todo tipo que propicia la comunicación entre el más humilde peregrino y el caballero, en unos reinos en cruzada permanente contra el dominio musulmán. En este marco, no es extraño que se alimente la propia épica medieval francesa, gracias a la colonización gala llevada a cabo por los propios monarcas españoles para fortalecer la existencia del Camino de Santiago. La conviven-• cia con la población nativa, especialmente en Navarra, no fue tarea fácil, siendo esta misma hostilidad motivo de inspiración para exagerar personajes y hechos históricos pasados. Algo que ha llevado a afirmar a no pocos historiadores que la tardía épica española sur-gió como contrapartida y réplica a la francesa, que pretendía poco menos que monopolizar la paternidad del Camino. Una especie de reacción contra el chauvinismo galo que hacía de Carlomagno el héroe por antonomasia de la peregrinación y convertía a sus pares en "mártires de la fe". Sobre todo si tenemos en cuenta que, histórica-mente, la intervención de Carlomagno no tiene nada que ver con el Camino de Santiago, cuyo descubrimiento en un confín de Galicia, probablemente, nunca llegó a conocer. Más aún, su penetración en la península tuvo como finalidad ayudar al empe-rador moro de Zaragoza, Suleiman y, pese a ocupar Pamplona, el año


778, tiene que retirarse sin lograr su objetivo. De regreso a Francia, la reta-guardia de su Ejército, al frente de Rolando, sufre a manos de los vascones la legendaria derrota de Roncesvalles. Los juglares, acompaña-dos de sus instrumentos de cuerda, a la vez que distraían las largas horas de caminata de los pere-grinos, desempeñaron un papel de primer orden en la difusión de la épica de peregrinación santia-guista, extendiendo su influencia a los nobles y monarcas, como Alfonso I el Batallador, que se hacían acompañar de estos difusores de la cul-tura en aquella época ile-trada. «Para los extranjeros que venían. a España en plan de peregrinos o como caballeros a guerrear contra la morisma —afirma el historiador Teodoro Martín—, la fascinación que ejerció en ellos el emperador de la barba florida lo transformó en su patrón. ¿No había limpiado el camino de la fe? ¿No fue el primer peregrino que siguió la ruta de las estrellas hasta llegar a Compostela? Todo le hablaba al romero extranjero, sobre todo al francés, de su interven-ción: Roncesvalles, Pamplona, Sahagún... Un caso típico en que la leyenda suplanta a la historia y el mito a la verdad crítica. Así pues, Carlomagno resultó ser el fundador de la iglesia de Santiago. La épica canta los hechos no como sucedieron, sino como los ve la ima-ginación, que los embe-llece y magnifica». Así nació la 'Historia Caroli Magni et Rotho-landi' o el seudo-Turpín, integrado en el «Códice




Calixtinus». En el texto, el autor hace hablar a Turpmn, arzobispo de Reims y compañero de Carlo-magno, que en una carta dirigida al decano de Aquisgrán, su amigo Luit-prando, le cuenta las proezas de Carlomagno tal como las vió en los catorce años que convi-vió con él en España.






El Camino Navarro

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El Camino Navarro

Monumento a Roldán en Roncesvalles


POR RONCESVALLES ENTRA LA SEGUNDA RUTA pirenaica de acceso al «Camino Francés» y, también, la más importante, puesto que en Ostabat confluyen los tres caminos principales hacia Santiago que atraviesan Francia: el pro-cedente de San Martín de Tours, el de Vézelay y el de Nótre-Dame du Puy. Por su estra-tégica posición, Ostabat disponía de diversos hospitales y alojamientos para el gran número de peregrinos que allí se daban cita. Como paso importante, los peajes de Ostabat constituían la principal fuente de ingresos para los señores de la región que, a menudo, se excedían en el cobro de sus tributos, llegando a aplicar una tarifa exclusiva de los comerciantes a los mismos peregrinos, según señala en su célebre «Guía» del siglo XII Aymeric Picaud: «Hay malos cobradores de portazgos que deben ser condenados, pues salen al encuentro de los peregrinos con dos o tres dardos para cobrar por la fuerza impuestos injustos, y si algún viajero rehúsa atender su petición y darles el dinero, le hieren con los dardos y le quitan el censo, afrentándoles, y hasta los calzones le registran... Aunque según ley no deben cobrar por una cosa cuatro monedas o seis, cobran ocho o doce: esto es, el doble». La catedral de Santiago gozaba del privilegio de poder cobrar los diezmos del peaje y para ello tenía destacado a un canónigo que, en calidad de procurador, residía en Gascuña.

El llamado «Camino Navarro» se inicia en la bella localidad francesa de Saint Jean de Pied de Port, capital de la Baja Navarra, sobre la calzada romana que desde la localidad francesa de Burdeos conduce a Astorga y en cuyo tramo pirenaico pervive la leyenda del emperador Carlomagno y de su sobrino Roldán en su lucha contra el peligro musulmán. Según la «Chanson de Roland», en Saint Jean de Pied de Port acampó Carlomagno una noche con los cadáveres de los Doce Pares, velados por el ejército en pleno, y allí mismo mandó levantar un monasterio dedicado a San Juan. Saint—Jean de Pied de Port, una pequeña villa de menos de 2.000 habitantes, conserva todavía su encanto medieval, gozando de un innegable atractivo para el turismo de montaña. (Batalla de Roncesvalles)

La parte antigua de la población consiste, basicamente, en una larga calle empedrada, delimitada por vistosas casas con flores y numerosas tiendas de artesanía, tejidos y recuerdos, coronada por la «Ciudadela», fortaleza rodeada de grandes murallas, desde la que se puede contemplar un magnífico pai-saje de los vecinos Pirineos. Al comienzo de la calle, denominada Rue de la Citadelle, los peregrinos que tengan intención de efectuar a pie, bicicleta o a caballo el Camino de Santiago, pueden obtener el «carnet de peregrino» en la oficina de «Les Amis de Saint-Jacques», regentada por Madame Debril, personaje emblemático, al otro lado de los Pirineos, en la defensa del Camino de Santiago. Los peregrinos abandonaban la población por la antigua Puerta de Santiago, o Puerta de la Ciudadela, a través de un bello puente sobre el río Nive.


Camino Aragonés III, de Monreal a Puente la Reina

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De Monreal a Puente la Reina, donde los caminos se hacen uno.

Camino aragonés, de Monreal a Puente la Reina


QUIENES, SIGUIENDO LA VIA TOLOSANA, AFRONTEN la tercera etapa del Camino de Santiago, establecida por Aymeric Picaud entre las localidades navarras de Monreal y Puente la Reina, se unirán en ésta última población a la que, a partir del siglo XII, se constituye en vena principal de la Ruta Jacobea y que atraviesa los Pirineos por el mítico paso de Roncesvalles. Desde Monreal, dejando atrás su famoso puente gótico sobre el río Elorz,

El camino aragonés II. De Jaca a Monreal

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De Jaca a Monreal

De Jaca a Monreal, camino de Santiago aragonés.

Segunda etapa de la vía tolosana.




ABANDONAMOS JACA PARA INICIAR LA QUE, PARA los peregrinos que elijan la Vía Tolosana, será la segunda etapa del Camino de Santiago en tierras ibéricas. Una etapa dura en distancia, con un recorrido total de 97 kilómetros, entre Jaca y Monreal, que la convierten en la más larga de la peregrinación, aunque, en gran párte, aliviada por el sentido descendente de la marcha.

El camino aragonés.

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El Camino de Santiago. El camino aragonés. 


Mapa del camino de santiago


La vía tolosana penetraba en la península por el puerto de Aspe, según relata el códice calixtino, que también denomina summo portu a la actual división entre Francia y España, por la que discurría la calzada romana que unía el bearn francés con Zaragoza. Por esta vía caminaban hacia Compostela buena parte de los peregrinos centroeuropeos, franceses e italianos, así como los procedentes de oriente. De hecho, fue durante varios siglos paso predilecto de los romeros a Compostela, que elegían la hospitalidad de la ruta aragonesa a la inseguridad de Roncesvalles, donde los peregrinos eran frecuentemente asaltados y maltratados por los navarros. Con el tiempo, fue precisamente un rey de Navarra, Sancho el Mayor, quien se encargó de hacer desaparecer estos peligros y devolver el buen nombre a sus convecinos, que se habían ganado fama de rufianes entre los peregrinos. 


2ª etapa: Pamplona - Logroño

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En esta segunda etapa vamos a viajar de la capital navarra a la riojana, de Pamplona  a Logroño. Por supuesto, esta duración de las etapas es meramente demostrativa, luego cada uno ha de hacer el camino a su ritmo. No se le puede pedir a un caminante que se haga el recorrido entre Pamplona y Logroño en un día. Estaríamos hablando de una etapa y varias jornadas de realización.

Como decíamos, abandonamos Pamplona y nos vamos a dirigir a la tierra riojana. Esta es, por lo general, una etapa todavía bastante rompepiernas. Podemos pensar que una vez que hemos superado los pirienos ya todo será llano hasta llegar al Bierzo y los montes de Ponferrada. Nada más lejos de la realidad.


1ª etapa, Saint Jean Pied de Port - Pamplona

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saint jean pied de port riviere Saint Jean Pied de Port


Primera etapa de nuestro particular camino. Lo de primera etapa, como en todas las demás, es meramente a título indicativo, la distancia es demasiado larga para el común de los mortales, y habrá que hacerla en al menos dos jornadas